
Hay un relato taoísta que cuenta la historia de un granjero que tenía caballos. Un día se rompió la valla que los guardaba y éstos se escaparon. Cuando sus amigos se enteraron acudieron a su casa y le dijeron: “¡Que mala suerte has tenido!” y el granjero les respondió: “Puede ser”. Al cabo de unos días los caballos regresaron acompañados de otros muchos más caballos salvajes. Los amigos muy contentos fueron a su casa para decirle: “¡Qué buena suerte has tenido!” y el granjero, entonces, les respondió: “Puede ser”. Pasó el tiempo y un día el hijo del granjero cuando intentaba domar a uno de los caballos salvajes se cayó al suelo y se rompió la pierna. Los amigos volvieron a su casa y le dijeron: “¡Que mala suerte has tenido!” y el granjero les respondió: “Puede ser”. Justo al día siguiente llegaron unos oficiales para reclutar en el ejército a los hombres jóvenes del pueblo pero como el hijo del granjero estaba lesionado y no podía caminar, lo excluyeron. Los amigos acudieron de nuevo a su casa y le dijeron: “¡Que buena suerte has tenido!” y el granjero les respondió: “Puede ser”…. El mensaje taoísta de este cuento nos enseña que la dicha y la desgracia se suceden, sin comienzo ni fin, todo es un proceso que fluye. La filosofía del Tao implica seguir hábilmente y con inteligencia el curso, la corriente y la textura del fenómeno natural, considerando la vida humana como un rasgo integrante del proceso global y no como algo ajeno y opuesto a él.
Nuria Leonelli - Directora y profesora del Instituto Qigong
Fuente: www.aprendetaichi.com
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