Había una vez un niño que se llamaba
Alberto y era un niño muy triste, nadie lo quería. En el colegio no tenía
amigos y siempre le pegaban, maltrataban y hasta lo insultaban. En el patio
nunca jugaba y se quedaba en la sombra
del árbol del colegio, miraba a todos los niños que estaban a su alrededor
jugando y jugando sin parar.
Él se divertía jugando con su hermano
Julio al piedra, papel, tijera y siempre, su hermano, le recordaba que él
siempre estaría allí con él. Pero él sabía que no tendría una infancia muy feliz.
Cuando llegaba a casa le contaba a su madre todo lo que le había pasado en el
colegio y su madre no estaba muy contenta porque Alberto lo pasara mal y Julio
no pudiese jugar en el recreo con sus amigos, aunque Julio tampoco estaba muy
afectado por no poder jugar por su pobre hermano.
Después de dos semanas era el
cumpleaños de Alberto. Invitó a todos sus familiares y alguno que otro amigo
pero ninguno se molesto en venir.
Después de lo que le había pasado se paso todo el día llorando porqué se sentía
muy avergonzado. Pero no solo por eso sino porque en el colegio se supone que cuando
es el cumpleaños de alguien lo celebran pero eso con él no pasaba nunca.
Un mes después era su santo y solo su
hermano Julio se acordó y como no, le tuvo que recordar a su madre Cristina y a
su padre José. Pero esa misma noche no
podía dormir y entonces su madre Cristina le contó una leyenda, le habló
de un sabio muy sabio al que hacían llamar el sabio de la felicidad. Le explico
que vivía en el medio del bosque de los
mil enanitos en una casa de color azul, que solo come fruta y su pasión es el
yoga.
Alberto le pregunto - Mama esta
leyenda es cierta? - y su madre le contestó- No lo sé, pero puedes pensar lo
que quieras y ahora a dormir! - Alberto respondió- Yo creo que es muy cierta-.
Su madre Cristina se fue de su
habitación mientras Alberto hacia ver que dormía.
Cuando su madre cerró la puerta del
todo espero cinco segundos y sin hacer el menor ruido cogió su bolsa de excursiones
y dentro metió: Agua, fruta, protecciones, su collar de la suerte, un mapa
donde indica donde esta el bosque y toda las esperanzas de encontrar al sabio
de la felicidad.
Se vistió con: zapatillas de montaña,
una camiseta de manga larga, un abrigo encima, unos pantalones bien cómodos y
unos guantes de escalar. Y sin que nadie lo viera salió por la ventana en busca
del sabio de la felicidad.
Cuando llegó al bosque de los mil
enanitos entendió porqué se llamaba así, porque a cada metro que caminabas te
acompañaba un enanito que te explicaba como era el sabio. Después de 1000 metros
llegó a la casa de sabio.
Era una casa muy mona hecha con madera,
con una chimenea de piedra y unas ventanas de vidrio. Al lado de la casa del
sabio había un pequeño pueblo, el pueblo de los mil enanitos que daba
referencia al bosque. Cuando los enanitos querían algo solo se lo tenían que
decir y le daba todo lo que ellos quisieran, o sea que el sabio además de ser
sabio era muy generoso.
Por fin llamo al timbre y descubrió
quien era. Era un maravilloso hombre con el pelo negro, unos ojos muy
brillantes, iba vestido con ropa cómoda
y era un poco de yoga. Le invito al salón y vio que su casa era como una clase de
yoga. Yoga por aquí yoga, por allá, hasta le invito hacer una clase de yoga,
después de hacer la clase Alberto se quedó mucho más relajado y el sabio le
invito a ver la exposición de la sonrisa.
Era una sala a la que el sabio había
dedicado a la sonrisa, una sala llena de fotos de gente a la que él había hecho
feliz, habían unas 875 fotos.
Después enseñó a Alberto a hacer
amigos y a ser feliz. Alberto veía como poco a poco su felicidad volvía a él, antes
de irse Alberto entregó al sabio su collar de la suerte porque gracias a él ya
no lo necesitaría más.
Y así es como Alberto descubrió la
felicidad y una nueva amistad.
Alberto por fin hizo amistades en el
colegio y paso de estar en la sombra de un árbol a jugar con sus amigos, incluso
hizo un gran amigo que se llamaba Carlos y lo que más le gustaba era llegar a
casa y explicarle cosas super chulas que le habían pasado en el colegio.
Se sentía muy feliz con su nueva vida
y su familia le hizo una fiesta sorpresa, lloró de felicidad porque habían
venido familiares y amigos. Su madre Cristina, su padre Jose y su hermano Julio
estaban muy contentos del esfuerzo que había hecho Alberto. Pero Alberto
cada
día se preguntaba que habría sido del sabio de la felicidad.
Sara Tienda (9 años)
Sara Tienda (9 años)
muy chuli,asi se empieza, quien sabe.......
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